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Con los actos simbólicos del reconocimiento e inclusión del complejo musical dancístico de la ‘Salsa Caleña’ en la lista representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial del ámbito nacional por parte de la ministra de Cultura, Angélica Mayolo, al alcalde Jorge Iván Ospina, se dio inicio a la celebración de los 486 años de Cali.

El secretario de Cultura, Ronald Mayorga, destacó las bondades de dicho reconocimiento, enmarcado por músicos que le cantaron a la ciudad, bailarines y bailadores, melómanos y coleccionistas y cultores de la salsa que hicieron posible que este ritmo fuera reconocido como ícono de la capital vallecaucana.

Expertos argumentan que la salsa caleña mezcla de manera particular ritmos venidos de las Antillas, la charanga, la pachanga, un ensamble perfecto de movimientos y sonidos que mueve fibras, eriza, moviliza pasiones y exige conocimiento, pero sobre todo salvaguardar su esencia. Quizá describirlo sea fácil, pero solo vivirlo y presenciar su conservación es todo un reto.

Fue un proceso que se clarificó el 9 de julio de este año, cuando el Consejo Nacional de Patrimonio del Ministerio de Cultura aceptó la postulación del ‘Complejo Musical Dancístico de la Salsa Caleña’ para entrar en la lista representativa de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación a partir de la presentación del Plan Especial de Salvaguardia – PES.

Esa construcción del Plan Especial de Salvaguardia de la Salsa Caleña se logró gracias al liderazgo de la Administración de Puro Corazón por Cali, en cabeza de la Secretaría de Cultura y a su vez de la Subsecretaría de Patrimonio, liderando mesas de trabajo con los colectivos de mujeres salseras, asociaciones de melómanos, escritores de la salsa, locutores de radio, periodistas y representantes de instituciones académicas e investigadores independientes, hacedores de oficios vinculados a las prácticas culturales, bailarines y bailadores, músicos y en general de todos y cada uno de los portadores.

Y fue precisamente Luz Aidé Moncayo, una de las portadoras de la Salsa Caleña, actual directora de la Escuela de Baile Son de Luz, la que cerró el evento matutino con un poema a la salsa:

Salsa… ritmo caliente y sabroso,

ritmo del negro pomposo, que sí la sabe bailar.

Cuando repican los cueros del África tropical,

se oye el cantar de la salsa y su melodía sonar.

Cuántos quisieran bailarla, cuántos quisieran gozarla,

o sus notas despachar.

Si se habla de salsa, en todos los lugares,

es porque reporta alegría pa’ todos los hogares.

Ellos: músicos, melómanos, coleccionistas,

confeccionistas de calzado, el bailarín y el bailador,

orgullosos nos sentimos de exponerla con sabor.

No existe ritmo mejor y que le guste a la gente,

en este baile fogoso, pregones del Yumurí,

porque hoy 25 de julio nuestro complejo musical y dancístico

de la Salsa Caleña, seguirá vivo y seguirá aquí.