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Dos mujeres tratadas por cáncer y una con un solo riñón resaltan que actividad física e integración fueron decisivas para evitar pensamientos depresivos y aislamiento

Fueron dos días los que Francia Edith Sánchez Castrillón pasó llorando, encerrada en su casa en la ladera de Siloé, en el occidente caleño. Su alegría y preparativos por la proximidad de la Navidad se fueron a pique. No quería saber de nadie.
“Lo primero que se le viene a uno es la palabra muerte. En qué va a ser de la familia. Por qué a mí. Es un cúmulo de cosas que se agolpan en la cabeza”, dice al recordar el dictamen médico: cáncer de colon.
El diagnostico le fue notificado el pasado 22 de diciembre. Los preparativos navideños la tenían ocupada y hacían que por momentos olvidara los terribles dolores en el estómago, espalda y malestar general.
Hasta esa fecha los médicos la habían tratado como colon irritable, pero ahora la certeza de su padecimiento casi derrumbó su mundo. Pero justo la fecha, la tradición cristiana y gusto por el deporte, cambiaron esos pensamientos.
“Después de llorar dos días me enfrenté a mi realidad y me dije: vamos a disfrutar la vida que esto es un ratico. Yo hacía deporte pero desde ese entonces me entregué más a las caminatas, los ascensos al Cerro de la Bandera, a las carreras que organizan en Cali. La idea era mantener la mente ocupada, es lo primordial, no quedarse en el dolor”, dice.
Ahora seis meses después es una de las más de 40 mujeres, algunas adultas mayores, que cada miércoles y viernes se encuentran a las 7:30 am en el Parque de La Horqueta, en la parte baja de Siloé, para una hora de ejercicios con la profesora Nataly Narváez, del programa Semilleros Deportivos, de la Secretaría del Deporte de Cali.
Además de Francia Edith, otra de ellas se recupera también de un cáncer y una más tiene solo un riñón. Las tres son apasionadas por el deporte y coinciden en que esta integración es fundamental en su recuperación.

Semilleros es un programa de la Secretaría del Deporte de Cali y cuenta con el apoyo de la Alcaldía Distrital de Cali. Son más de 8.000 beneficiarios, en su mayoría menores y adolescentes, y también adultos hasta los 59 años.

La formadora Nataly Narváez destaca que la mayoría de ellas son madre cabeza de familia. “Vienen aquí a pasar un rato agradable, ya que por medio del acondicionamiento físico uno produce endorfinas -hormonas de la felicidad- lo que les ayuda y tener un excelente día para el trabajo y labores diarias. Para las que están en tratamiento el deporte las ha ayudado mucho. La actividad física la hacemos todos durante el día pero el ejercicio, las repeticiones, los circuitos les ayuda a tener mejor masa muscular, estar activas y tener integración, todo esto es esencial para su bienestar mental”, explica.

La situación de Francia Edith se agravó ante las dificultades de su EPS. La Superintendencia de Salud ordenó la liquidación de Coomeva y debió iniciar toda una tramitología para que se atendiera su caso con su nueva entidad.

Fue operada el 23 de febrero pasado y reconoce que el riesgo queda latente. “El cáncer nunca te deja, tienes que estar alerta, seguir los cuidados médico. Empecé a conocer de mi enfermedad, cómo combatirla. Con fe en Dios, una alimentación sana, con muchas verduras y frutas y el no aislarme son aspectos esenciales”, dice.
En ese proceso el deporte ha sido fundamental. “Si estas deprimida hay que hacer deporte, caminar, bailar y en esos momentos, esas actividades, se te olvida que estás enferma” expone.

En lo mismo coincide Patricia Ortiz, a quien hace 10 años le fue diagnosticado cáncer de mama en estado III. “Cuando la doctora me confirmó que presentaba un carcinoma uno no espera una noticia de esas. Lo primero es la palabra muerte. Es un proceso fuerte”, relata.

Por fortuna le fue detectado a tiempo y se iniciaron todos los procedimientos. “He mejorado muchísimo pero como dice mi compañera, es una enfermedad que no se va, en cualquier momento puede reaparecer pero no hay que frenarse, centrarse en un pensamiento de esos. Hay que seguir adelante”, enfatiza.

Y destaca que en su proceso el apoyo de su esposo, el hijo y en general de la familia ha sido esencial, lo mismo que  el deporte  “porque uno bota muchas toxinas, conoce otras personas, se va integrando a los grupos y el mal deja de ser el pensamiento central”.

Y también hace parte del grupo Blanca Luz Santacruz Lasso. Durante el embarazo de una de sus tres hijas se afectó un riñón y le fue practicada una nefrectomía o extirpación de uno de sus riñones. Su alegría y vitalidad destaca entre el grupo.

“Para mi no es ningún impedimento. El nefrólogo que me ve cada año se queda aterrado y me dice que me veo muy bien. Soy estilista y vivo con mi hija menor y un nieto. Hace diez años comencé a hacer deporte. Organizo mi tiempo. Trabajo, aquí hago los circuitos, hago caminatas, voy a clases de baile los domingos. La idea es estar activa”, dice.

Y resalta que “hay mujeres que por una pequeñez se encierran. El mensaje es que la incapacidad la tenemos en la mente, cuando queremos hacer algo lo hacemos, no importa que condición tenga. Hace tres meses una compañera fue operada de cáncer y hoy está aquí haciendo ejercicio. Hay que atreverse, ante un mal o problema lo peor es aislarse. Mi recomendación es el deporte”.