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La danza de las Farotas es una tradición del departamento de Bolívar ejecutada por hombres con vestimentas femeninas que conmemora la leyenda de los guerreros farotos que vengaron a sus mujeres en la época de la colonia, cansados que los españoles las violaran y decidieron vestirse como ellas para así lograr su dignificación.

“Es una tradición ancestral, es la única gesta de las tribus latinoamericanas de la que se tiene noticia, donde estos valientes guerreros se representan en la puesta en escena con todo el conglomerado de la parafernalia, los ritmos, la música, el vestuario y esa historia tan maravillosa que representamos en cada uno de los pasos”, expresó Mónica Ospino Dávila, directora de Las Farotas de Talaigua.

Dentro del marco del XXVIII Encuentro Nacional e Internacional Mercedes Montaño se rindió tributo a esta tradición declarada patrimonio de Colombia por la  Unesco. El grupo ‘Farotas Danza Guerrera que Dignifica a la Mujer’ enamoró a los asistentes al conversatorio en el Centro Cultural de Cali que además de conocer sobre esta tradición de la costa pacífica se atrevieron a vestir los trajes y danzar como guerreros

“Fue sentirnos internos en todo lo que es el folclor colombiano, como es estar en la zona caribe utilizando estos vestuarios que nos son nada frescos, pero fue muy gratificante sentirnos parte de este proceso de la danza de las farotas y nos llena de vida y de folclor”, fueron las palabras de Julián Pulgarín Vidal, uno de los asistentes al conversatorio.

El ‘Perillero’, ‘Lavada’ y el ‘Son Farota’, son los tres principales ritmos con los que las ‘Farotas de Talaigua’ danzan con los sonidos que salen de la flauta, las maracas y los tambores.

Para David Trejos, otro de los participantes del conversatorio, meterse en el papel de un bailarín de ‘Farota’ lo hizo sentirse orgullo de las raíces colombianas: “Ser parte de esta cultura, adentrarse en el papel, sentir la cultura, meternos en el vestuario y saber por qué estábamos danzando de la manera en que lo hicimos, creo que nos hace sentir más colombianos y amar más nuestra cultura y nuestro danzar desde cualquier parte del mundo”.

Joset Fuentes López es un niño de 11 años y desde hace dos práctica esta danza tradicional de su departamento, explicó cada una de las partes que componen el vestuario de esta cultura  ancestral, el cual es fabricado a mano por los mismos bailarines. “El vestuario está compuesto por falda, golo, pañuelos, amanza loco, pollerín, bombacho, abarcas, sombrero y aretes, además del maquillaje característico de la danza”.