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Con la celebración del Día de la Independencia de Santiago de Cali este 3 de julio de 2022, la ciudad también se llenó de dulzura y color en lo alto de la colina de San Antonio, en el Parque de las Banderas y en el Bulevar del Río, con el Festival de Macetas.

En esos sitios, como en varios centros comerciales, la caleñidad representada esta vez en banderitas, ringletes, figuritas de pájaros y niños de papelillo y alfeñiques apiñados y ‘florecidos’ sobre un palo de maguey, exponen orgullosamente a propios y visitantes esta herencia cultural que se perpetúa en el tiempo.

Esta flor icónica que exalta el azúcar como producto vital de la región, también reafirma los lazos de padrinazgo en esta urbe cada 29 de junio, que en esta oportunidad se extiende hasta el 4 de julio, gracias al puente festivo que le siguió.

En ese sentido, el subsecretario de Patrimonio, Leonardo Medina manifestó que “la maceta es un patrimonio inmaterial de la nación, que nació en el barrio San Antonio de la comuna 3 y representa la alegría, la diversidad, el dulce y lo multicolor que hay en Cali y en las labores de las trabajadoras y trabajadores del azúcar”.

Y subrayó: “no es solo un emprendimiento o negocios familiares, es toda una tradición a tal punto que fue declarada por el Ministerio de Cultura como Patrimonio Cultural e Inmaterial de este país, que debe continuar impulsándose para que llegue a ser Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por parte de la Unesco”.

A su turno, con dedicación y oratoria, doña Alba Nelly Caicedo quien elabora macetas hace 47 años, cuenta con esmero como el dulce bombón blanco y las coloridas figuritas que le acompañan, más allá de estar incrustado en el palo de maguey, lo están en el alma de quienes nacen y viven en esta Cali tradicional que, por estas calendas se vista de mucho color y sabor.

“Esta es una tradición que solo se ve en Cali y recuerdo que cuando yo tenía cinco años, mi madrina me llevó una maceta grande y desde ese momento reconozco esta tradición, y después cuando cumplí 12 años comencé a participar en la elaboración de las macetas, recortando las figuritas”, indicó Caicedo.

Y agregó que, el proceso de elaboración de los alfeñiques de azúcar es algo mágico, porque se ve en principio como una gelatina, pero con los minutos va teniendo mayor consistencia.

De igual manera, dijo que, “esta una tradición que viene de antaño, transmitida de generación en generación, aspecto que se debe mantener para salvaguardar estos saberes como pieza clave del arraigo cultural de nuestro territorio”.

Sobre la historia de estos caramelos blancos, principales protagonistas de la maceta, la bibliografía existente da cuenta que es una pasta de herencia española que tuvo también influencia árabe, por el tiempo de dominio que este último pueblo tuvo sobre los territorios de la península, pero que luego, hacia principios de 1900 se usó azúcar cristalizado para alargar y retorcer el amasijo hasta darle el punto que permitiera darle vida al pequeño arbolito dulce, cargado de identidad.