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Reciclar y reutilizar son dos palabras que desde hace ocho años se practican en Troqueles Ferpa’s, una empresa ubicada en el barrio Sucre donde se diseñan, fabrican y comercializan productos para las industrias del calzado y la marroquinería. Pero también, donde se les da una segunda oportunidad a los objetos que normalmente son considerados como “basura”.

Allí, los tarros de los productos químicos son convertidos en alcancías, los restos de papel sublimado en ‘tacos’ de apuntes y las tapas de gaseosas donadas a fundaciones. La gestora de estas ‘Acciones de Corazón’ es Patricia Castro, una caleña pujante, amable  y sobre todo, comprometida con el medio ambiente.

“Aquí también comercializamos unas chanclas que se fabrican con material residual que queda de procesos industriales en la empresa. Es un producto diseñado para la mujer que sirve para usar en casa, lavar el patio y hasta para masajear los pies”, explica.

Y es que Troqueles Ferpa’s no se desperdicia nada: ni el metal, ni el plástico, ni el cartón, ni el papel de oficina. “En la empresa tenemos un punto ecológico donde depositamos estos materiales y, después de cada 5 o 6 meses, llamamos a la gente que compra el reciclaje y le vendemos estos materiales”.

Porque el reciclaje también es dinero, y eso lo sabe muy bien Patricia. “Normalmente, la tonelada del reciclaje que separamos en el punto ecológico la están pagando entre $350.000 y $400.000; mientras que la tonelada de troquelado (malla que sobra del cartón) la vendemos en $650.000 aproximadamente”.

Conmovida, recuerda que fueron sus padres quienes le enseñaron a darle una segunda oportunidad a las cosas: “Mi papá tenía una tienda donde vendía carnes, y el hueso que quedaba de las ventas, mi mamá lo utilizaba para hacernos sopas. Después, ella colocaba esos huesos encima de una lata y los ponía a secar cada seis meses. En junio, siempre llegaba un señor que le faltaba un ojito y se los compraba. Con ese dinero mi mamá nos compraba los útiles escolares a mí y a mis hermanos”, cuenta.

Definitivamente, por su compromiso ambiental con la ciudad, Patricia Castro es un ejemplo de todos aquellos ciudadanos que promueven ‘Acciones de Corazón’ por Cali.

“Las buenas prácticas como reciclar y reutilizar los residuos aprovechables que se generan en los establecimientos de comercio, permiten una reducción en los costos de recolección de los mismos, un ingreso adicional por la venta de estos materiales preferencia (en algunos casos de preferencia) y, adicionalmente, también disminuyen la compra de materia prima para la producción de más artículos”, concluye Valentina Preciado, integrante del equipo de Información, Educación y Comunicación de la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos (Uaesp).

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