Seleccionar página

El cilantro,  el  tomate y la lechuga, son algunos de los alimentos con los que cuenta la nueva “Huerta por la vida”, la cual fue construida por 25 niños y niñas del grado segundo y tercero del Instituto de Ciegos y Sordo, como parte del trabajo de construcción de tejido social que adelanta la Secretaría de Paz y Cultura Ciudadana en el territorio.

Un proceso que culminó con la clausura y la participación de estos estudiantes, de cuatro encuentros teóricos- prácticos, que se llevaron a cabo en el plantel educativo.  Lo anterior, con el fin de aportar en el proceso de transición de ellos a la educación regular, ejercicio que fue apoyado por el equipo de Cultura de Paz Interespecie de la Subsecretaría de Prevención y  Cultura Ciudadana.

“Con esta huerta comunitaria le estamos apostando que estos niños y niñas le sigan apostando al cuidado del medio ambiente, pero sobre todo el cuidado y el interés que debemos poner a los cultivos orgánicos y a la construcción de tejido social. Donde juntos aprendemos y construimos, fortaleciendo las futuras generaciones,  desde la mirada de la inclusión,  que le apuesta  esta administración, de nuestro alcalde Jorge Iván Ospina”, afirmó la subsecretaría de Prevención y Cultura Ciudadana, Yury Paola Molina Córdoba.

Es que apelando a la creatividad, y haciendo uso de las capacidades adquiridas por cada uno de los estudiantes en sus procesos formativos desde el instituto, se realizó la construcción colectiva y participativa de cómo cada uno se imaginaba su huerta.

Así lo afirmó Daniel Téllez, líder del proceso de Ciclo de Huertas de esta dependencia. “En el taller de diseño de huertas, realizamos un ejercicio  por medio del lenguaje braille para saber cómo ellos querían su huerta, y fue algo muy  lindo. Otros niños hicieron un plano  de la huerta  con una hoja y pegaron las verduras que querían que fueran. La enseñanza que nos deja estos talleres, es que ellos tienen una creatividad muy grande, que no hay que tratarlos de manera diferentes, y que ellos tienen la capacidad de adquirir los conocimientos igual que nosotros, desde una línea pedagógica especial”.

Durante este ejercicio, también se pensaron el espacio que ellos querían crear en sus casas,  para así animar a las demás personas de su comunidad a replicar  la práctica de sembrar sus propios alimentos. Lo anterior, convirtiéndolos en líderes del  territorio  que le apuestan a la prevención de la violencia.

Así lo afirmó Diana Esperanza Bejarano trabajadora social del plantel educativo, “gracias a la Secretaría de Paz y Cultura Ciudadana, los niños han alcanzado un grado altísimo de intervención con la comunidad, la concientización de trabajar para el bienestar, la sana convivencia, para el respeto por el medio ambiente y  nuestros agricultores”.

A su vez,  resaltó  que la actividad de inclusión social, ha resultado  benéfica para nuestros niños, porque han sentido la oportunidad increíble de ser agentes de cambio y de cultura ciudadana.

La mirada de los niños participantes

Desde su experiencias, resaltaron la importancia de los estos ejercicios  para comprender la labor de la tierra. Ejercicio que tuvieron la oportunidad de emplear sus sentidos, para abrirse a nuevas emperiencias.

Juan Pablo de 9 años, es uno de los estudiantes que participó en el proceso.  “A mí  me gusta sembrar las plantas. Es chévere las huertas, porque las plantas son muy importantes para alimentarnos para dar oxígeno”.

A su vez, Juan David  Viáfara,  a sus diez 10 años compartió, “lo que me gusta de estas clases y me hace feliz, son las matas, porque son las que nos dan el aire y  nuestro oxígeno, además me siento acompañado. Me gustaron mucho los talleres, porque  un día que sembré toqué arena y sentí como  me salieron animalitos, y eso me gustó”.

Para Kevin de 11 años,  “Me gustó el trabajo que estamos desarrollando, porque la huerta es muy divertidad, lo que estamos haciendo me emociona me tranquiliza, me trae buenos recuerdos y me inspira”.

Con estas acciones desde la Administración Distrital le apuesta con amor y motivación a convertir de las huertas, una herramienta para aportar al proceso de formación en cultura ciudadana y del cuidado del medio ambiente.  Dando cierra al Ciclo de Huertas por la Vida en esta institución, se espera iniciar la formación en el cuidado de animales de compañía, para así fomentar la responsabilidad colectiva de los seres humanos, con los demás seres sintientes que co habitan en la ciudad.