Con tres hijos con discapacidad, rodeada de un ambiente hostil y con la mente puesta en su negocio para sacar adelante a su familia, se levanta desde muy temprano Angie Yuliana Berrío Jiménez para atender su tienda – papelería en Siloé.
Empezando el día, esta caleña de 38 años abre las puertas, justo cuando al otro lado de la cerca canta un gallo en el vecindario, y también se abren paso en sus bicicletas por las empinadas callecitas del barrio, los informales en búsqueda de la merienda.
“Dios y la vida me sorprendieron con tres hijos con situación de discapacidad, pero soy de las que pienso que la vida tiene que proseguir, y no por esto nos tenemos que quedar congelados. Hay que buscarle su afán a cada día; buscar las oportunidades y salir adelante por nosotros y esos pacientes que tenemos en casa”.
Así lo manifestó Yuliana, mientras agradecía a la Administración del alcalde Jorge Iván Ospina por el apoyo para el mejoramiento de su emprendimiento con un equipo de cómputo y una impresora que se le entregó a través de la Secretaría de Bienestar Social.
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El programa de discapacidad de la Secretaría de Bienestar Social ha venido recorriendo las diferentes comunas de la ciudad haciendo entrega de ayudas técnicas, mejoras para el emprendimiento y mercados con elementos básicos de la canasta familiar a la población con discapacidad, para el mejoramiento de sus condiciones de vida, y así también contribuir a su desarrollo personal.
“Siempre soñé con poner una papelería. Ahora es una realidad y por ello estoy muy agradecida con la Alcaldía de Cali. Nosotros nos sentimos muy acompañados acá en Siloé y esto es una forma de reconfortarlo a uno para decir: “tengo algo para salir adelante”, pues a veces uno entra en depresión y se pregunta: ¿qué voy a hacer?, mientras siente que el mundo se te acaba”, dice Yuliana.
Ella, que creció siendo la hermana del medio en una familia liderada por una madre soltera, decidió emprender su vida laboral en la empresa de cárnicos Zenú desde sus 18 años, como asesora promotora. Después -a sus 25 años- pasó a trabajar a Colanta como mercaderista logrando sacar adelante a su familia. Desde hace dos años se dedica únicamente a atender su tienda.
“Llevaba trabajando 11 años en Colanta, y me di cuenta que mi hijo menor también padecía una discapacidad; esto me hizo adquirir un trastorno depresivo ansioso y por eso me tocó retirarme, pues era sacar mi vida adelante haciendo lo que me gustaba, es decir, trabajando. No podía hundirme y dejar a mis hijos solos; entonces, tome la decisión de dedicarme a la tienda y la comunidad”, dice orgullosa.
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Yuliana ha sido una mujer perseverante. A pesar de los obstáculos no se ha rendido y ha obtenido sus recompensas. “Conocí a mi papá hace poco. Tuvimos contacto después de 38 años. Hubo un perdón tanto de mí hacia él, como de él hacia mí ya que desde que era pequeña guardaba mucho rencor; pero desde que tengo a mis hijos aprendí que uno no debe guardarse nada en el corazón, ni rabias, ni desprecios, solamente el de arriba juzga”.
“Amo ayudar, me encanta ayudar. En realidad, no estamos solos -continuó- a la vida hay que buscarle el color, el sabor. Cada situación es una oportunidad de vida, una oportunidad de decirte que yo soy capaz, puedo y también quiero. Hoy en día hago parte del Comité Local de Discapacidad de la comuna 20, para ayudar a otras personas y aportar mi granito de arena para el desarrollo de mi comunidad y mi ciudad”.