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Hacer una caracterización de la fauna que exista en cualquier lote que vaya a ser intervenido en Santiago de Cali para desarrollar un proyecto urbanístico, es una obligación que tienen que cumplir los firmas constructoras y los particulares, según lo manda el Departamento Administrativo de Gestión del Medio Ambiente, Dagma,  a través del ‘protocolo ahuyentamiento’.

“Este ‘protocolo de ahuyentamiento’ le exige al desarrollador del proyecto realizar una caracterización de la fauna silvestre diurna y nocturna, la cual debe ser realizada por profesionales expertos, con elaboración de las fichas técnicas e implementación de medidas antes de la intervención, pues en esos lotes se encuentran nidos, animales con sus crías, ejemplares heridos o enfermos y ellos merecen ser trasladados y atendidos. Además, en la obra se debe instalar una señalética para el paso seguro de fauna”, dice Viviana Huetio, líder del Grupo de Gestión Ambiental Urbanística del Dagma.

La autoridad ambiental viene desarrollando diversas estrategias como estas para proteger la fauna silvestre que habita en la ciudad, a la cual se le transforma su hábitat natural y le generan desplazamiento de sectores que constituyen su refugio, nido y alimento.

Esto sumado a que una gran proporción de suelo disponible para los desarrollos urbanísticos se encuentra en zonas aledañas a sitios de protección ambiental como ecoparques, corredores ambientales, franjas de protección forestal, bosques y guaduales -entre otros- o presentan gran cantidad de individuos arbóreos en áreas no consolidadas, que forman ecosistemas urbanos con alta importancia ambiental por sus servicios ecosistémicos abióticos (agua, aire, temperatura, humedad, entre otros) y por la presencia y paso de fauna silvestre.

El Grupo de Gestión Ambiental Urbanística vela por la preservación de la riqueza de los recursos naturales de Cali como avifauna, herpetofauna, mastofauna, entomofauna, entre otros. También exige el protocolo obligatorio de ahuyentamiento de especies silvestres a los  proyectos urbanísticos que soliciten un Permiso de Aprovechamiento Forestal de Árboles Aislados (Pafaa), o Concepto Ambiental de Obra (Cao), que es de carácter voluntario.

En el caso de las intervenciones arbóreas se requiere la presencia de veterinario y biólogo -ambos con experiencia en manejo de fauna- con el fin de proteger a los que puedan ser afectados en el proceso. Para el caso de reubicación de animales, el Dagma hace el acompañamiento y aprobación, así como seguimiento a través de visitas técnicas y se brinda atención 24/7 a la fauna silvestre que pueda ser encontrada y que requiera atención.

“Todos los esfuerzos por proteger nuestra fauna son una prioridad y más en una ciudad biodiversa y en constante desarrollo urbanístico, por eso es tan importante la prevención de cualquier afectación o impacto negativo. Todos los animales son valiosos en nuestro ecosistema y tienen derecho a ser protegidos, no solo por la autoridad ambiental, sino por todos los ciudadanos”, enfatizó la directora del Dagma, Francy Restrepo.