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La Institución Educativa Oficial Bartolomé Loboguerrero, de la comuna 13, ya tiene consolidada su huerta escolar a tan solo mes y medio de creación, a partir de la aplicación de los conocimientos adquiridos por los estudiantes en el proyecto Huerta en Casa.

Claudia Ortiz, coordinadora de la sede principal, se emociona al contar de qué manera se concibió. Para ella, este proyecto se convirtió en un reto. A quienes primero debía enamorar era a los docentes. Por eso, se llenó de argumentos, revisó cómo lograba ser transversal todas a las materias y de qué manera cada ‘profe’ podía desarrollar el plan curricular en torno a la misma idea.

“Educar en casa nos implicaba un reto muy importante y era cómo mantener viva la escuela desde casa, cómo podemos integrar a las familias y todo su entorno en relación a una propuesta pedagógica; queríamos que un objeto vivo fuera vinculante de lo que es la escuela, que es emoción, comunicación e interacción”, expresó.

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Y al final se logró. Cada maestro propuso contenidos y talleres para los estudiantes, cada uno estuvo pendiente de contribuir desde su asignatura, a un proyecto individual pero común: una huerta en la casa de cada niño y niña.

“A partir de la cada una de las comunidades de aprendizaje se logró identificar que el proyecto sería la excusa pedagógica perfecta para poder trabajar desde las diferentes áreas”, señaló la directiva docente.

La profe Mónica Franco, quien dicta Ciencias Naturales y Química, resaltó: “fue un proyecto articulado desde todas las disciplinas, desde la elaboración de las materas, que lo hicimos en la clase de Artística; desde Matemáticas trabajaron temas de área y perímetro; con Español y lenguaje, por ejemplo, los estudiantes debían aplicar diferentes narrativas para presentar sus trabajos”.

Luego de persuadir a sus colegas, a la coordinadora Claudia le inquietaba la manera de llegar a los niños, niñas y jóvenes e involucrar a sus familias, pues lo que sí tenía claro, era que no podía ser un proyecto impuesto, la adhesión debía ser voluntaria.

Por eso, la institución creó un blog institucional donde se daban las orientaciones, más allá de las tareas que debían presentar para cada materia. “Fue un trabajo maravilloso en la casa, compartir con la familia -en mi caso- mi abuelita nos enseñaba como era la manera en qué ella sabía hacer la siembra; el compartir, la convivencia en la familia nos ayudó mucho para ese proyecto”, comentó Julián Torres, quien cursa grado 11.

El mismo sentir de Julián fue experimentado por Elizabeth Poveda, madre gestora de la institución, vinculada al centro de aprendizaje desde cuando su nieta mayor, quien ya es egresada, ingresó a Transición. Ahora acompaña a su otra nieta, Juliana, en su proceso de aprendizaje.

“Recuerdo que en el primer año de pandemia nos mandaban muchas guías, muchos trabajos para las niñas y esto de la huerta nos pareció muy bueno. Les ayudé con las tareas, pero también me interesé en el proyecto y ahora tengo sembrado, en el solar la casa, tomate, zapallo, ajo, pepino y comí de ellos; saqué producción y los utilicé para mi hogar”, agregó.

Al preguntarle cuál considera fue el aprendizaje de su nieta con el proyecto, suelta una gran carcajada y dice “ella sembró la semilla de tomate, el palito se creció, botó tres tomaticos y ella misma los ha cogido y se ha preparado unos pericos”.

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Con el inicio del año lectivo, los aprendizajes que dejó la Huerta en Casa fueron aplicados a la de la institución. Y fueron los mismos estudiantes quienes pidieron crear una en la sede principal. “Ellos empezaron a traernos sus plantas y a decirnos de qué manera lograron hacerlas crecer”, recuerda la maestra Mónica.

Estos espacios se configuran como un ambiente pedagógico muy pertinente para mejorar el aprendizaje y, la educación en general, fomentan la conservación del medio ambiente y el bienestar social, físico y mental de toda la comunidad educativa.

“La huerta escolar ha sido enfocada a nuestro horizonte institucional donde es fundamental la transformación del territorio, pues consideramos que se construye paz a través de la trasformación del territorio, que no es solo desde lo geográfico sino desde un territorio vivo”, finalizó la coordinadora Claudia.