Una incrédula pareja de esposos llegó al programa ‘Todas y Todos a Estudiar’ a estudiar lo mismo: administración de empresas; en el mismo lugar: Universidad Autónoma de Occidente (UAO); y con el mismo propósito: montar un emprendimiento.
Mario Fernando Hall y Haidybi Salcedo también tenían cosas en común, desde antes: Él trabajaba en la estación de gasolina Terpel de Menga y ella en la Terpel de la avenida Pasoancho (de polo a polo); el vivía en el barrio Los Chorros y ella en Alfonso López (también de polo a polo). Ambos solo eran bachilleres. Ahora, los dos ingresaron a la universidad. Y ambos ya creen en el programa.
Gracias a un amigo se enteraron de las becas para estudio de nivel superior que promocionaba la Alcaldía de Cali y se animaron a llenar la documentación, pues ambos tenían el sueño de ser universitarios.
Ahora coinciden en que su nueva vida en la UAO los ha animado a estudiar con más ganas y aunque creían que las cosas regaladas -como becas y promociones- eran más un gancho atrapabobos que una realidad, el programa ‘Todas y Todos a Estudiar’ les tapó la boca.
“Sé que la educación es la base de todo, por ello no voy a desaprovechar esta oportunidad donde nos pagan por hacer lo que nos gusta. Estudié auxiliar administrativo en un instituto que tuvo que cerrar por la pandemia; entonces ingresé a estudiar auxiliar de odontología en Instecol y no pude terminar por problemas económicos. Pero ahora estoy animada para terminar mi tecnología oral y voy a ser profesional en administración. La primer carrera me la pago con la venta de ropa que tengo: ‘Haidy Boutique’ y la segunda, con la beca de la Alcaldía, pues tengo en mente formar empresa y generar empleo”, manifestó dichosa Haidybi.
Curiosamente, Mario Fernando coincidió con ella. “Este programa es excelente. Tras de que nos dan una beca, nos dan auxilio de transporte, nos dan maletín, cuadernos, lapiceros y nos hacen un recibimiento grandioso en el estadio. Además, contamos con unos profesores buenísimos, que nos enseñan a ser mejores personas y profesionales idóneos”.
Y volvieron a coincidir: “Gracias señor Alcalde de Cali Jorge Iván Ospina. Mil gracias. Que Dios lo bendiga y nunca deje de invertir en educación, es algo que los 10 mil beneficiarios de este programa le vamos a agradecer de por vida”, dijeron a dúo.
Con un gesto de satisfacción y levantando el pulgar al cielo se fueron felices. Él cogió para la tribuna sur y ella para occidental. “Gordo, es por aquí”, dijo ella. “No mi vida, es por acá” ripostó él. “Lea bien”, dijo ella. “Ya leí”, dijo él… pero con toda seguridad, en algún momento se pondrán de acuerdo y se sentarán felices a disfrutar de la bienvenida que les dio la Alcaldía, de Puro Corazón.