La magia, la tradición y el sabor de Cali representadas tradicionalmente en la salsa, se hicieron extensivas a otros ritmos de la región, convirtiendo así esta décimo sexta versión en un espectáculo innovador, incluyente y para todos los gustos.
Su carácter internacional hizo posible la llegada a la tarima del Parque de la Caña, del grupo folclórico ecuatoriano Colores, conformado por personas Lgtbi que llegaron con un baile tradicional de la región andina y campesina del hermano país.
Del Brasil llegó la Samba hecha mujer -desde Viradouro- con la que cautivó al público con movimientos suaves, rápidos y armónicos. Mientras que las chicas de Afrolatinas dieron una cátedra de percusión, donde la campana, el güiro y los timbales retumbaron en la carpa de la carrera 8ª con calle 44.
‘A caballo’ entró George Ríos con su ‘Generación del Ragga’, quienes llegaron como invitados especiales trayendo a escena el ensamble que habían montado con el inmortal Junior Jein; coreografía de salsa choque y ritmos urbanos muy diferentes a los que realiza la industria musical, pues ellos hacen parte del cambio.
“Nuestro concepto es la calle. Lo que se vive en el oriente de la ciudad, allá en el Distrito de Aguablanca, el sector donde hace 19 años un par de ‘pelaos’ se dieron a la tarea de impulsar el ritmo para atraer jóvenes que estaban ociosos para integrarlos a la música y así salvar sus vidas con el baile”, dice George mientras acomoda sus trenzas rasta de un metro de largo.
“Recibimos niños desde los tres años de edad. Somos una agrupacion de baile moderno que trabaja en Cali por el desarrollo y crecimiento del género Raggamuffin, especialmente en las comunas 13, 14, 15 y 21. Nuestra compañía hace parte del patrimonio de la ciudad. Somos una agrupación que se consolida a través de la danza en nuestros territorios visibilizando, fomentado y potencializando procesos”, concluyó.
La salsa en firme se vio en escena con Valentina Salas (16 años) y Daniel Chica (22 años), quienes a pesar de estar bailando hace como pareja en la ‘Academia Salsa Viva, Tango Vivo’, exhiben un perfecto acople en el ritmo que les pongan: salsa en línea, On 1, One 2, estilo caleño, tango, milonga, chachachá, bailes internacionales y lo que suene.
Ella, baila desde los 5 años. Inició con bailes del pacífico en su colegio, se apasionó, tomó clases en una academia y ahora es toda una profesional. De manera categórica y contundente, afirma: “Bailar no es solo mover los pies. Es una carrera, antes que un pasatiempo. Es un estilo de vida”.
Y confiesa que la combinación más dura ha sido la del baile con el estudio, pero que con sacrificio ha logrado sacarlas adelante y mantener viva la fe en que muy prontó será una de las grandes estrellas que deslumbrará en el planeta salsa.
Daniel no se queda atrás. Se decidió por el baile cuando tenía 17 años, no solo por convicción, sino porque en el círculo de amigos y familiares era admirado por sus capacidades histriónicas.
Por ello no le dio duro ingresar a ‘Salsa Viva, Tango Vivo’, donde la disciplina es férrea y los ensayos, una pasión. Allí se vive un proceso integral del bailarín con la puesta en práctica de técnicas de danza, teatro, actuación y música, para formar seres versátiles y completos. Ver bailar a Valentiva y Daniel es una delicia. Lo hacen ver tan facil…
Ese derroche de talento, diversidad y versatilidad se complementó el segundo día de programación del XVI Festival Mundial de Salsa con el gran Hermes Manyoma y su orquesta ´La ley’, la agrupación ‘Madeira’ y la exhibición de artistas como Bailafit, Nueva Juventud, Stilo y Sabor, Cali Descarga y parejas que hablan con sus movimientos.
Al fin y al cabo este año no hay competencias sino exhibición, por lo que todos los que pisan la tarima son premiados por el público asistente, ya que con sus pies dicen: “Somos los mejores, porque Cali es un pueblo que inspira”.