Desde el 2004, Ivette Ballen, una brasilera de 63 años y con energía de sobra, se pasea el mundo entero asistiendo como voluntaria en cada encuentro deportivo del que tiene conocimiento.
Ella vive sola, fue profesora de deportes y ahora aprovecha su nueva situación como jubilada para viajar, conocer, aprender y aportar.
Este 2021, la vida la trajo a Cali a los primeros Juegos Panamericanos Junior que se realizan en nuestra capital del 25 de noviembre al 5 de diciembre.
Ese mismo camino, fue el que Roque Zartoria e Isabel Cristina Abreo, compatriotas cariocas de Ivette, tomaron para llegar también a Cali para ser parte de los 3000 voluntarios con los que contarán estas justas deportivas.
Ivette estará ocupando su lugar en el tema de antidopaje y aunque poco tiempo le ha quedado para conocer la ciudad, lo primero que percibió de nuestro territorio fue su calor humano: “las personas han sido muy amables, desde la llegada al aeropuerto. Es muy emocionante estar acá y para ustedes también debe ser una emoción muy grande”, comentó.
Roque e Isabel Cristina, compatriotas de Ivette, afirman que la organización de este evento deportivo, ha sido destacable: “es un placer inmenso estar aquí; no tengo como describir la sensación … es una sensación que hierve, estamos muy felices. Estoy sorprendida con el orden en todo y lo poco que he podido ver de Cali es que es muy alegre y danzante”, evidencia Isabel con su acento portugués, mientras Roque resalta que para ellos es muy importante poder aportar desde sus conocimientos y experticias, lo mejor para las justas.
Enrique Villaláz, ondea entre sus brazos, la tricolor panameña desde las gradas del estadio Olímpico Pascual Guerrero. Esta vez, cambió su indumentaria deportiva por una camiseta amarilla y pantalones azules como todos los demás voluntarios de los Juegos Panamericanos Junior. Su emoción es doble. Tuvo la oportunidad por muchos años de representar a su país en todo tipo de competencia nacional e internacional, como deportista de gimnasia artística. Hoy, mira los toros desde la barrera y aprecia lentamente todo lo que ocurre a su alrededor: “siento que volví atrás en mis mejores épocas de competencia. Se siente el calor, la alegría, esa sensación de estar donde uno le pertenece. Cali siempre ha sido muy calurosa. Definitivamente es una gran experiencia. Aquí la gente muy calurosa, muy alegre y queremos impregnar esa alegría a todos los que llegan a visitarnos en este evento”, comentó.
Roque, Ivette, Isabel Cristina y Enrique ya están haciendo historia en unas justas deportivas que coincidieron en desarrollarse en una ciudad que vive el deporte en todas sus expresiones.