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Con su esposa y su pequeño hijo de un año y siete meses, Jean Loupens Desrosiers, haitiano de nacimiento, duró 10 días caminando por las carreteras que de Pasto conducen a Cali. No tuvo opción, pues ninguna empresa de transportes quiso venderle los pasajes para viajar por tierra.

Su destino final en Colombia es Necoclí. Jean anhela llegar a ese pequeño municipio, al norte de Antioquia y que estriba con el vecino país de Panamá, escala desde donde él y cientos de sus compatriotas tratan de alcanzar las fronteras de Estados Unidos.

“Nosotros queremos irnos. No nos queremos quedar aquí pero estamos gastando mucho dinero. No nos quieren vender tiquetes para viajar ni nos quieren alquilar una habitación aunque tenemos el dinero para pagar. Hemos tenido que dormir en la calle con nuestras familias”, cuenta Loupens, mientras carga a su bebé enfermo y hace fila para ser atendido por la unidad móvil de salud de la Alcaldía de Cali, apostada en inmediaciones de la Terminal de Transportes.

Fue difícil convencerlo de llevar a su bebé a la unidad de la Secretaría de Salud. Confiesa tener miedo, no quiere volver a Haití y cuenta cómo algunos oportunistas e inescrupulosos en Colombia se aprovechan de su situación.

«En todas partes nos cobran un dineral por todo. Por una botella de agua pequeña nos piden más de 3 mil pesos. Tengo amigos que les han cobrado 600 dólares por cabeza para llevarlos a Necoclí y luego el conductor no aparece o dejan a la gente tirada en medio de la carretera. Ya es difícil confiar en lo que le dicen a uno y con mayor razón si nos ofrecen algo gratis”, detalla. Sin embargo, aclara que desde su llegada a territorio colombiano, Cali es la única ciudad donde le han brindado, a él y su familia, ayuda de manera gratuita.

Jean no viene directamente de Haití. Salió hace siete años de su país natal, duró tres calendarios en Brasil y cuatro en Chile, pero la situación no pintó bien. “Allá las cosas no son mucho mejor y por eso queremos llegar a Estados Unidos. Allá tenemos familia y esperamos poder trabajar. No nos queremos quedar en su país», dijo refiriéndose a Colombia.

Otro de sus compañeros, quien quiso mantenerse en el anonimato, comentó su indignación con la situación que están viviendo con este éxodo haitiano. “Nosotros sabemos que ingresamos ilegalmente pero así también hay venezolanos, peruanos y bolivianos que nos hemos encontrado y a ellos sí les venden los tiquetes. Siento sinceramente que también se trata de racismo. Yo solo quiero comprar los pasajes al costo que sea para podernos ir”, expresó.

La Administración del ‘Puro Corazón’ ha venido trabajando con esta población migrante, prestándole los primeros servicios en salud, mientras se establece el debido procedimiento para atender su estancia en la ciudad.