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La politóloga Mónica Jiménez es una de las voceras en las mesas de diálogo y mediadora de la Alcaldía con los representantes de la Unidad de Resistencia Cali. Ella, junto a la iglesia y la comunidad internacional representada por la ONU y la OEA, han intercambiado percepciones e ideas con los jóvenes manifestantes, para evidenciar las causas estructurales que originaron el estallido del 28 de abril.

Según Mónica, más que un acuerdo lo que se ha logrado con los jóvenes es un plan de inclusión social de emergencia, que ha atendido las necesidades básicas en los barrios donde se concentró el estallido social.

“A corto plazo hemos atendido necesidades de seguridad alimentaria, salud, acceso al empleo y fortalecimiento de procesos de participación juvenil, pero no todos los resultados pueden ser inmediatos. Necesitamos una formación previa para el trabajo y por ello estamos diseñando rutas que, en medio de la crisis, nos permitan tener una evolución institucional que sane las causas estructurales de las denuncias comunitarias”, explica la politóloga.

Jiménez considera que desde el principio ha sido un proceso de generación de confianzas. “Inicialmente se percibió incompatibilidad entre las partes, pero todos le apostaron a un espacio de encuentro para lograr soluciones”, enfatizó la vocera. Además explica que ha sido un proceso de meses, de diálogos en los barrios, de escucha permanente, de tolerancia y nuevas percepciones, para recoger un sentir ciudadano que se debe traducir en las políticas sociales que se necesitan.

Un total de 40 mil raciones de alimentos se han distribuido en los comedores comunitarios donde estuvieron los puntos de concentración. Allí, la Alcaldía y sus observatorios han detectado cifras altas de pobreza e índice de homicidios.

“Se han llevado brigadas móviles de salud para la comunidad, recuperación de entornos, un programa de empleabilidad integral, acceso laboral para el sustento económico y formación en herramientas para la vida”, detalló la funcionaria de la Administración Distrital.

Dijo que también se han propiciado manifestaciones artísticas, que nacen de estos jóvenes en un lenguaje urbano que pide inclusión de sus talentos. “También de ellos mismos han nacido propuestas como las huertas y la sostenibilidad alimentaria urbana que se están trabajando en consenso”, puntualizó.

Se trata de un proceso de generación de confianzas, en donde todos los actores construyen y concilian con resultados que no son inmediatos, pero que están transformando territorios desde lo cultural y la participación ciudadana.