El zapato derecho del conquistador español Sebastián de Belalcázar se resistía a abandonar el pedestal que ocupara desde hacía 84 años.
A pesar de haber sido retirada la estatua de bronce, éste quedó incrustado en la piedra caliza que soportaba los 330 kilos de la obra realizada por el escultor catalán Victorio Macho en el año 1935 para ser colocada el 25 de julio de 1937 en el mirador del barrio Arboleda, al occidente de la capital vallecaucana, en honor al fundador de Santiago de Cali.
Su retiro obligatorio se debió al derribo que hiciera un grupo de indígenas del pueblo Misak en la mañana del 28 de abril de 2021, como protesta a un español que para ellos no fue un prócer, sino un genocida que invadió las tierras americanas y por tanto no merecía ser homenajeado por las nuevas generaciones que desconocen el pasado oscuro de quien llegara a conquistar a Cali.
“Nuestro propósito era que la estatua cayera al suelo para proceder a desmembrarla y no dejar vestigio alguno de un bronce que fue robado de nuestras tierras, junto con el oro y las esmeraldas que se llevaron. No contábamos con que tuviera unos clavos tan grandes y por ello quedó inclinada, colgando del pedestal. Pero nuestro deber es no permitir que la gente la siga venerando y debemos desaparecerla”, dijo el indígena Emiliano Ulcué, uno de los que participó en los hechos.
Y estaba tan empotrada, que fue necesaria la presencia de cerca de 20 soldados, oficiales e ingenieros militares de la Tercera Brigada del Ejército para desmontarla. Llegaron con una pluma grúa, taladros, sierras metálicas, cadenas, reatas, lianas, manilas, barras y porras, para tres horas después colocarla en una cama baja rumbo al taller donde se hará su restauración.
Según el artista plástico restaurador, Fernando Hidalgo, restaurar la estatua es algo muy delicado y complicado porque hay que tratar de no cortar ninguna pieza, saber cuál fue la aleación que utilizaron al momento de fundir el bronce y proceder a la reconstrucción del pie derecho que se dobló en un ángulo de más de 90 grados, por lo que se necesita un estricto plan de manejo para volverla a su originalidad.
“Esta labor la debe realizar un experto restaurador –que no existe en Cali- y ello tardaría un promedio de uno a tres meses, pues la afectación de Sebastián de Belalcázar no es muy fuerte porque solo le interesó el pie y con calor se puede enderezar para volverlo a su estado original”, manifestó Hidalgo.
El subdirector de Patrimonio de la Secretaría de Cultura de Cali, Leonardo Medina, lamentó el incidente ocurrido con un monumento que es una obra de arte de carácter patrimonial e iónico de la ciudad, que se convirtió en referente mundial de la ciudad.
Para Medina, es muy difícil evaluar los daños porque la estructura fue afectada desde su base y no se sabe con precisión qué piezas presentan anomalías y es necesario el peritaje de un especialista. “Nuestra labor, como Secretaría de Cultura, es cuidar todos los monumentos de la ciudad, por lo que el llamado es a respetarlos y escuchar los debates ideológicos que hay alrededor de estos temas, por ser algo que no es de una sola persona sino de toda una comunidad. Se harán diálogos con diferentes actores, incluidos los representantes de los cabildos indígenas”.
Vecinos del lugar, que toda la vida han convivido con el monumento, lamentaron lo sucedido y solicitaron a los representantes indígenas ser tolerantes y aceptar las diferencias ideológicas. Luz Eugenia Garcés dio gracias a Dios de que en la estatua no se haya afectado la figura del conquistador, ni la espada Tizona, ni el pedestal que contiene el escudo de armas de la ciudad.
A las 12:05 del mediodía del jueves 29 de abril, la figura de Belalcázar fue izada por la pluma grúa del Ejército y depositada en una cama baja. Y mientras el vehículo rodaba, Sebastián señalaba con su índice derecho, ya no hacia el Pacífico, sino hacia el taller donde se procederá a su restauración.
Ante estos hechos el alcalde de Santiago de Cali, Jorge Iván Ospina, manifestó que el retiro de la estatua se debió a que su estructura estaba endeble y en cualquier momento podría caerse.
“Ahora, lo más importante es llenar de contenidos la representación de otras comunidades, ubicando un monumento que reivindique a indígenas y afrodescendientes, para que la representación de la ciudad no solo estén en manos del conquistador; pero la estatua de Sebastián de Belalcázar no se retirará definitivamente, por lo que se hará un gran diálogo de ciudad para concertar estas iniciativas”, concluyó el Alcalde.