Sentado en una silla plástica, con la mirada perdida en el horizonte, pero dibujando en su mente la Nueva York de los años 60… el papá de la música en Cali, Licímaco Paz, sonreía y recordaba que por un accidente causado por él, los caleños aprendieron a bailar a 45 revoluciones por minuto un disco de 33 y fue precisamente eso lo que hizo que naciera para el mundo el baile estilo caleño.
Con una sonrisa socarrona, Licímaco cuenta que estaba ‘encañengado’ con 40 discos de bogaloo que había traído desde la Gran manzana para vender en uno de sus almacenes, pero por más que los promocionaba nadie se interesaba por ese ritmo lento, acompasado y desconocido para los greñudos de gafas redondas de esa época, a quienes solo les interesaba la música de los Beatles y los medallones con el símbolo de la paz en cuyos bordes se leía: “No haga la guerra, haga el amor”.
En una rutina de limpieza de sus elepés, sacó uno de 33 RPM de Boby Montes, lo colocó accidentalmente en 45 y fue allí cuando ‘Guajira Josefina’ sonó a un ritmo endemoniado pero sabroso, pegajoso y contundente. ¡Oh sorpresa¡ todos los que estaban alrededor le dijeron a Licímaco: “Qué temota… repetilo”.
Así probó con ‘Palo de Mango’, de Eddie Palmieri; Micaela, de Pete Rodríguez; Madeira, de Ray Pérez y otros más. Y fue algo apoteósico. Ese naciente ritmo acelerado fue promocionado rápidamente por conocedores de radio como Édgar Hernán Arce, Benhur Lozada y Alfredo ‘el diablo’ Cajiao a través de sus emisoras y con ello Cali traspasó las fronteras musicales.
Gozadores de gorra blanca (la teja), zapatos blancos (los quesos) y correa blanca (la riata), pantalones de terlenka con bota ancha y camisas coloridas o satinadas, empezaron a verse en el Honka Monka, Séptimo cielo, El Columpio y otros más, así como en los bailes de cuota llamados agüelulos.
En medio de luces mortecinas destellaban los quesos lustrados con Griffin, pues la velocidad del movimiento de los pies era tan rápida, que los espectadores pensaban que esos bárbaros no bailaban sino que convulsionaban de la cintura hacia abajo. El resorte colombiano, Carlos Paz; Evelio Carabalí; Watusi, María, El Águila y miles de bailadores salidos de la barriada, se volvieron la sensación para propios y turistas.
Licímaco se desencañengó en tan solo una semana y tuvo que encargar nuevo surtido por la gran demanda de compradores. Recuerda el viejo que en el año 1964 Richie Ray le dijo a Bobby Cruz en el Hotel Aristi: “Mira, esa gente que está colocando nuestra música, no sabe cómo suena. Tienen ese disco acelerado y tu voz se oye chillona.
Por lo que él tuvo que explicarles que ese acelere era a propósito, pues en Cali un tema como ‘El seis chorreado’, al que hacían referencia, solo era posible bailarlo con un ritmo que compitiera con pies ágiles, creadores de figuras como ‘la torre’, ‘la caída de la hoja’ o ‘el embolao’.
Cuando en la Feria de Cali se creó el Encuentro de Melómanos y Coleccionistas en el año 1991, Licímaco participó con sus panelas y sorprendió al mundo. Sus múltiples ocupaciones y constantes viajes al exterior buscando música, lo obligaron a retirarse del evento pero no del mundo de los CD y los acetatos.
Desde niño se apasionó por la música de todo tipo, con amigos hacía audiciones y comentaban los temas, destacando los de Pérez Prado, Ray Barreto, Johny Pacheco, cotejándolos con el Grupo Niche, Fruko y Piper Pimienta, algo que lo mantiene vivo y lúcido en su templo musical de la calle 11 con carrera 8ª.
Con la dificultad que le da moverse, meció la silla, acarició sus discos y en medio de una tos seca, producto de la edad y no de Covid, dijo sin tapujos: “Muchachos, hay que recuperar esta música de la vieja guardia, pues ella solo suena en emisoras sin licencia, porque para las comerciales no es rentable. Pero en la calle, ésta es la que más suena. Y doy fe de que cuando los taxistas recogen a los turistas en el aeropuerto, ellos se sorprenden cuando la oyen y le piden al motorista que les recomienden sitios donde ir a escucharla”.
Y es justo esta temporada la oportunidad ideal para acoger los sabios consejos del padre de la música, pues la Alcaldía de Cali a través de la Corporación de Ferias, Eventos y Espectáculos de Cali – Corfecali, que preside Alex Zuluaga, trae de manera gratuita del 26 al 30 de diciembre la versión número 29 del Encuentro de Melómanos y Coleccionistas, de la mano de Lorena Henao y Johny Santacruz, quienes no han escatimado esfuerzos para que la Feria de Cali Nº 63 que llega por primera vez de manera virtual, esté ‘por el libro y por la maceta’.