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Con lágrimas sobre las mejillas, con gestos de impotencia y empuñando las manos como queriendo golpear esos momentos en que se han quejado de la vida, se vieron muchos de los más de 5.000 asistentes al Coliseo El Pueblo, que fueron para presenciar la versión número 18 del Festival Mundial de Salsa Cali 2023.

La sorpresa fue la presencia en la tarima de la Escuela de baile ‘EnKlave Cali’, conformada por 17 jóvenes bailadores con capacidades diferentes, como el Síndrome de Dawn, para quienes su dificultad motriz no fue impedimento al momento de tirar paso bajo los acordes de Pedro Navaja, de Héctor Lavoe y La negra tiene tumbao, de Celia Cruz.

Era la primera vez en sus vidas que pisaban el tablado de un Mundial. Se sintieron estrellas. “Adiós al miedo y bienvenidos el éxito”, les gritaba su director artístico y coreógrafo, Bryan Gómez, quien lleva 10 años en este proceso y esperaba con ansias el debut de estos chicos en un espectáculo como este, al que Broadway le quedó en pañales.

“Ha sido un trabajo arduo con ellos, pues dada su condición, muchos no acatan las instrucciones y hasta se les dificulta entender qué es un paso cubano, por lo que toca bajarse al lenguaje de ellos y decirles que lo que vamos a hacer con un paso adelante y otro atrás, es matar cucarachas. Y así empieza la función”.

Los ensayos para esta ocasión, vienen de cuatro meses atrás en el Polideportivo El Guabal, en jornadas diarias cortas y de 2:00 p.m. a 6:00 p.m. los sábados, ya que trabajar con ellos es luchar con un mundo de distracciones y cansancio que se superan por el apoyo de sus padres.

Los 10 hombres y 7 mujeres que componen la coreografía son bailadores tenaces. Estudian, trabajan, manejan sus propias embarradas con risas y en los ensayos no hay espacio para los regaños o las recriminaciones.

Para Miguel Ángel Paz, la salsa es una pasión. Baila agudizando los cinco sentidos, le pone el alma a las coreografías y ello quedó evidenciado en el escenario. Se aceleró y se pasó de revoluciones cuando las más de 5.000 almas gritaron, aplaudieron y lanzaron vivas a los artistas que se robaron el show en el cierre del Mundial de Salsa más importante del mundo.

“No tuve nervios. Me sentí con fuerza para bailar porque tenemos un profesor muy bueno, que nos quiere y nos enseña”, dijo Luz María Ramírez, mientras se quitaba el sudor y se abanicaba para volver a coger fuerzas por si los organizadores del evento hacían caso al coro de… otra, otra, otra…