Si huele a caña, tabaco y brea, segurísimo que usted está en Cali. Pero si huele a campo, río, aves y un delicioso plato preparado en leña, usted está en Pance. Sí, uno de los 15 corregimientos de Santiago de Cali; uno de los sitios turísticos, quizá el más obligado a visitar por propios y extraños, con una temperatura que fluctúa entre los 13 y los 30°C.
Para muchos, el lugar es un verdadero paraíso donde sobrevive la exuberante flora y fauna que está por descubrir; donde además de su hermosura paisajística, el visitante se encuentra con la tranquilidad de sus parajes, las límpidas y refrescantes aguas del río Pance, escenario propio para pasar fines de semana o días festivos.
Durante un fin de semana es tan natural, como sus paisajes mismos, encontrar mujeres lindas y hermosas, porque allí no hay fea, para que vea. Además de un espectacular colorido, aguas cristalinas y desde luego mujeres hermosas, el avistamiento de aves se ha convertido en un motivo más para llegar a distintos establecimientos, que ofrecen sus servicios comerciales en la parte alta de Pance.
“Me gustan las montañas, la naturaleza y la tranquilidad que se respira. Este es un lugar realmente increíble; me gustan mucho las aves, siento que ver sus colores, escuchar sus cantos y sentir su presencia, tiene un poder medicinal. Nunca había visto un lugar con tantos colibríes”, asegura Hamit Rossenfell, un turista argentino que vino a pernoctar al lugar por recomendación de unos amigos. Vino, conoció y se enamoró de una caleña, con quien lo encontramos en ‘Villa Cielo’, uno de los emprendimientos de la parte alta de Pance que ofrece servicios de hospedaje, alimentación y avistamiento de aves.
Si nuestra Cali se está adornando, Pance vive siempre adornado y listo para recibir la visita de miles de turistas. Por ello, la Administración Distrital que lidera Jorge Iván Ospina, le sigue el pulso a la dinámica económica del sector, que no ha sido ajena a los embistes de la pandemia.
“En el sector hemos venido haciendo una caracterización e identificación de toda la oferta ecosistémica que se realiza a través de negocios verdes. La idea es poder visibilizarlos por medio de una estrategia de comunicación, que los conozcan y así mismo implementar otra estrategia de intervención y de fortalecimiento con ellos”, precisó Omar Jaramillo Rosero, coordinador del programa de Economía Circular de la Secretaría de Desarrollo Económico Distrital.
Y es que si en Cali y el Valle se goza con caña dulce, en donde el melado hierve en la paila hasta amanecer, en Pance se disfruta el trinar de las aves, el croar de sapos y ranas, el ladrar de los perros y el canto de gallos que anuncian el amanecer. Un nuevo día que se puede iniciar con un buen café orgánico, cultivado en las montañas que rodean el pueblo, acompañado de una hojaldra o una buena arepa con ajonjolí y otras hierbas. Eso, mientras llega el plato fuerte del mediodía: un delicioso sancocho de gallina, con ese toque especial hecho en leña, en estaderos y hospedajes del sector o en el tradicional paseo familiar de olla.
De día su sol ardiente hace que mi Cali se caliente. Por eso caleños y forasteros desempolvan el ‘chingue’ y se van de una para Pance, donde los espera la majestuosidad de un río rodeado de comederos y gente buena dispuesta a hacer que los visitantes se enamoren y queden con ganas de más. Allí se encuentran con la oportunidad de ordenar su sancocho o prepararlo, disfrutar de una deliciosa picada de bofe, costilla ahumada o la tradicional fritanga, acompañada de limonada, chicha fría, masato o champús.
Quienes se han hospedado en los emprendimientos del sector, dicen que de noche sus ‘callecitas’, en parte empinadas y empedradas, se ven bonitas con el fulgor de la luna, propia para enamorados y reconciliaciones.
Pance sigue siendo un sitio lleno de encanto, con senderos ecoturísticos, servicios y gente hospitalaria que hacen de este, un lugar para ir, disfrutar y regresar. Porque en Pance, como en Cali mirá, se sabe gozar.