Cali es una ciudad construida sobre humedales y en un bosque seco tropical. Sus suelos, su ubicación geográfica y sus características medioambientales, dan la pauta que permite identificar las especies arbóreas inadecuadas para sembrar, especialmente en la zona urbana.
“Raíces de árboles como los ficus, las leucaenas o incluso los chiminangos, son expansivas y superficiales. Cuando se genera el urbanismo y la utilización de concreto alrededor de ellos, estas raíces son tocadas y pueden generar una desestabilización. Esta intervención propicia el deterioro del árbol y con factores externos como el viento y las altas temperaturas de nuestra ciudad, comienzan a representar un riesgo inminente de volcamiento”, argumenta Camilo Salamanca, de la Subdirección de CalidadAmbiental del Departamento Administrativo de Gestión del Medio Ambiente-Dagma.
A través del Plan de Silvicultura Urbana de la Alcaldía del ‘Puro Corazón’, se trabaja de la mano con la ciudadanía en el proyecto piloto de Bosques Urbanos, para reconocer las especies de árboles apropiadas, las endémicas y luego realizar un proceso de repoblación. Las comunas 2, 17, 19, 8 y 5 son las que, inicialmente, están siendo intervenidas.
“Nosotros realizamos una intervención completa únicamente cuando los árboles entran en el esquema de gestión de riesgo, es decir, que representen una amenaza para la ciudadanía”, aclaró Salamanca.
Los hongos y la pérdida de la corteza o de su follaje, son algunas causas por las que un árbol comienza su deterioro progresivo. “A esto se suma el problema de los lixiviados, que son los líquidos y sustancias que emanan de las basuras que la comunidad deja en bolsas al lado de los árboles y que se vierten poco a poco en el terreno. Muchas de estas sustancias se vuelven tóxicas y dañinas para estos individuos”, sustenta el experto del Dagma.
La invitación de la Alcaldía del médico Jorge Iván Ospina, es para que la comunidad continúe vinculándose con estos procesos de reconocimiento de nuestro arbolado y su redisposición adecuada.